aLUMNOS/AS, POR RAZONES DE FUERZA MAYOR, LOS RESULTADOS SERÁN ENTREGADOS EN LA PRÓXIMA CLASE QUE TENGAMOS DEL RAMO. lES PIDO COMPRENSIÓN...
aTTE SU pROFESOR:)
gERARDO gALLEGUILLOS vILLALOBOS :):):)
eNTREGA pRUEBA pARCIAL : gRECIA
martes, 9 de octubre de 2007 | Publicado por Gerardo Galleguillos Villalobos en 19:39 0 comentarios
ROMA UNE EL MEDITERRÁNEO
Profesor guía: José Latrach Profesor pract.: Gerardo Galleguillos Villalobos Seminario Conciliar Comprensión de Séptimo A
Guía de apoyo
Roma une al Mediterráneo
El ideal de unidad del mundo a través de organizaciones como Naciones Unidas, Internet o una economía abierta a todas las naciones, no es novedosa en la historia de la humanidad. Hace ya dos mil años, Roma logró unir a todos los pueblos y reinos que rodeaban el mar Mediterráneo en un solo imperio. Todo el mundo antiguo quedó bajo su poder, su ley, su modo de vida y, sobre todo, vivió casi trescientos años de paz. De esta manera, Roma tomó en su desarrollo todo lo que le ofrecían las culturas del Mediterráneo, dando forma a la civilización greco-latina
La posición estratégica de esta península favoreció a los romanos en el proyecto de conquista y dominio del territorio que emprenderán desde el siglo III a.C. Los límites alcanzados por el imperio romano fueron casi los mismos de la cuenca del Mediterráneo, de modo que difícilmente podríamos imaginar a los romanos sin su mar, llamado por ellos Mare Nostrum, nuestro mar. Esta condición de pueblo rodeado por el mar fue compartida por sus ancestros latinos y etruscos.
El origen de los etruscos es incierto, aunque se presume que eran descendientes de las tribus indoeuropeas que habitaron en los márgenes del Mediterráneo. Hacia el siglo VIII a.C., ya ocupaban la zona de Etruria, abarcando desde Toscaza hasta la llanura del Lacio, extendiendo su dominio a la pequeña ciudad de Roma durante la monarquía de Los Tarquino. Con el tiempo, recibieron las influencias de los griegos que habían establecido sus colonias en
Su sociedad era aristocrática, aunque se encontraba gobernada por una monarquía. Los reyes del siglo V a.C., llamados lucomones, fueron sustituidos por pretores, cargo que duraba un año, conformándose como una pequeña república. Los etruscos extendieron sus dominios hacia el norte, a las llanuras del río Po, pero en los siglos VI y V a.C., fueron detenidos por los Celtas, pueblo guerrero que habitaba el noroeste europeo (Inglaterra, España, Francia).
Los etruscos construyeron una cultura urbana de grandes ciudades como Veies, Caere, Tarquina, Clusium, Vulci y Populonia. Como buenos comerciantes dominaron el tráfico de productos del Mediterráneo occidental, evitando el área de comercio oriental dominada por los punos (habitantes de Cartago, antigua colonia fenicia en la costa norte de África). También eran diestros artesanos metalúrgicos en cobre y bronce.
Creían enana panteón de dioses entre los que destacaban la tríada de Tinia, Uni y Menrva, que los romanos conocerán como Júpiter, Juno y Minerva. Los etruscos también aportaron a la cultura romana el arte de la adivinación y de los augurios del futuro.
Alrededor del año
Los territorios de la ciudad de Roma comenzaron a habitarse desde el siglo VIII a.C., cuando las primeras comunidades latinas formaron una alianza defensiva ante la amenaza del dominio etrusco. Estas comunidades en conjunto serán las que darán origen a la ciudad, aunque Roma no pasaba de ser un grupo de aldeas que se unieron definitivamente tras la formación de una confederación religiosa llamada Liga del Septimontium (liga de las siete colinas). La agricultura, el comercio y su fortaleza militar le proporcionaron el sitial de poder que más tarde tuvo.
La mitología romana, al igual que la de todo el mundo Antiguo, explicó el origen de Roma mediante un relato en el que intervienen dioses, héroes y hombres, dándole así un carácter divino a su fundación. Según la leyenda, Roma fue fundada en el año
Después de Rómulo, gobernaron siete reyes, dando origen al periodo monárquico, que va entre los años 753 y
Los patricios o nobles eran los descendientes de los primeros habitantes de Roma. Eran la clase dirigente, siendo los únicos que contaban con derechos políticos, civiles y religiosos. En su mayoría eran terratenientes ya que en sus manos concentraban la propiedad agrícola. Todo su poder e influencia social se fundamentaba en una verdadera institución llamada clientelismo, que consistía en dar protección a plebeyos, ricos y pobres, representándolos jurídicamente y entregando favores que los comprometían en una relación de reciprocidad, de obediencia y de servicio. En algunas oportunidades, los plebeyos poseían más riquezas que los patricios gracias a sus actividades comerciales, pero necesitaban del patrocinio de un patricio para proteger sus intereses.
Los plebeyos eran el grupo formado por los habitantes de territorios conquistados y por los extranjeros. Se conformaba también por la población que se fue asentando en Roma después de su fundación. Eran campesinos comerciantes y artesanos que no tenían derechos políticos; sin embargo, se caracterizaron por ser un grupo muy unido, llegando a conquistar derechos de ciudadanía con el correr del tiempo.
En el último escalón de la sociedad se encontraban los esclavos que, al igual que en las otras culturas de la antigüedad, eran prisioneros de guerra sin derecho a nada, destinados a los más variados trabajos, como tareas domésticas, construcción y el servicio personal.
Tras el fin del dominio etrusco y de la monarquía, las familias patricias recuperaron el poder político y proclamaron
Patricios y plebeyos conformaban el popullus (pueblo). Todos ellos se reunían en asamblea llamadas comicios, instancias de participación en las que debían aprobar o rechazar las leyes que el Senado les enviaba. La principal magistratura fue el Consulado, integrado por dos cónsules o supremos magistrados, encargados de administrar el Estado por un año. En caso de peligro, de guerra civil o de conflicto con otro pueblo, se nombraría a un magistrado con el título de dictador, que duraba 6 meses en el cargo, con poderes ilimitados.
Los cónsules defendían muchas veces los privilegios patricios a costa de los plebeyos, por lo que fueron obligados a concederles dos magistraturas, que recibieron el nombre de los tribunos de la plebe y que se encargaban de representar los intereses de este grupo social y de sancionar a quienes transgredían las leyes. También podían anular cualquier decisión que los perjudicara, logrando así importantes reivindicaciones: la codificación de las leyes que les aseguró la igualdad ante la justicia, al anulación de la prohibición del matrimonio entre patricios y plebeyos y el acceso a los cargos públicos de cuestores (funcionario que lleva las cuentas públicas), censores (administrador de los censos de la población para determinar el pago de tributos), cónsules, senadores y finalmente el sacerdocio.
Desde la segunda mitad del siglo IV a.C., la conquista de Italia obligó a Roma a luchar con las otras tribus itálicas. El poderío romano se sustentó en su organización militar y en su gran capacidad diplomática para llegar a hacer tratados con sus oponentes. Así, durante el periodo republicano logró una formidable expansión territorial y económica, llegando a constituirse como el principal poder de la península.
A comienzos del siglo III a.C., quedaba por conquistar el sur de Italia. Y desde que lo lograron, los romanos se lanzaron a la conquista del Mediterráneo, rivalizando con los Cartagineses, pueblo que dominaba el Mediterráneo Occidental, enfrentándose en las llamadas Guerras Púnicas, (264 al
Las conquistas territoriales otorgaron enormes beneficios a Roma, como la adquisición de grandes riquezas por el tributo que tenían que pagar los pueblos conquistados, los esclavos y el número de prisioneros de guerra y la expansión que experimentó el comercio en todo el Mediterráneo. La difusión de la cultura de los romanos, sus costumbres y organización, produjo una romanización de las provincias, tarea en la que el ejército y la población establecida en las provincias conquistadas, jugaron un papel de incalculable valor. De esta manera, los pueblos de la cuenca del Mediterráneo, en distintas formas, fueron persuadidos por los pueblos romanizados de aprender y copiar su cultura. Fue así como los romanos consideraban bárbaros (que hablaban bar bar) a otros pueblos que no compartían sus valores, considerándose el único pueblo civilizado sobre la tierra. Pero no todos ganaron con la expansión territorial romana: los pequeños propietarios, que habían colaborado con la conquista como soldados, descubrieron que al volver a sus hogares habían perdido sus tierras por deudas o por la expansión de los terratenientes, generándose una gran tensión social que solo fue paliada por la conquista y la expansión de nuevos territorios.
A los problemas sociales se sumaron las dificultades que tenían als autoridades romanas para gobernar tan extensos territorios. El sistema político estaba diseñado para una ciudad- estado, pero no para un imperio, lo que originó violentas guerras civiles que enfrentaron por mucho tiempo a dos grupos o partidos: el partido senatorial, integrado por la aristocracia, reticente a hacer reformas, y el partido popular, que sentía la urgencia de solucionar los problemas de la sociedad romana. Ambos grupos extremaron sus posiciones enfrentándose constantemente. En ese contexto, los tribunos de la plebe Tiberio y Cayo Graco intentaron, en el siglo II a.C., repartir tierras para reparar la situación de pobreza de los pequeños campesinos, pero como no contaban con el apoyo del Senado, su intento de revolución social mediante una reforma agraria terminó con la muerte de Tiberio.
Los jefes militares que estaban lejos de Roma hicieron al mismo tiempo importantes conquistas, por lo que su prestigio militar los transformó en los nuevos líderes políticos que reemplazaron al viejo poder del partido senatorial, conformando Triunviratos para gobernar el imperio. Este sistema consistía en que había tres autoridades que compartían el poder en que había tres autoridades que compartían el poder ejecutivo. En el primer triunvirato se destacó Julio Cesar, que llegó a convertirse en dictador vitalicio, y en el segundo triunvirato, Octavio, se adueñó del poder, poniendo fin a
Cansados de enfrentamientos y guerras civiles, los romanos aceptaron a Octavio (Augusto) esperanzados en lograr la paz duradera. Este, con mucha inteligencia, mantuvo las instituciones republicanas en pie, pero sin un poder real. Esta imagen de respeto a las instituciones favoreció su relación con el orden senatorial por lo que no dudaron en darle los títulos de Príncipe y de Augusto (emperador), con los cuales se convirtió en la máxima autoridad civil y religiosa. Al mismo tiempo, el ejército –orgulloso de tener un líder militar_ le otorgó el título de Imperator, jefe máximo de todos los ejércitos y, obtuvo además, el título de César, en honor a Julio César.
Para mantenerse en el poder, Augusto tuvo presentes las necesidades de cada grupo social, otorgándoles algunos beneficios y obteniendo de esta manera su apoyo. Por ejemplo, al orden senatorial (familias plebeyas ricas y patricias), le entregó la administración de las provincia del interior, y a la plebe le dio trabajo en las construcciones de obras públicas como puentes, cloacas y edificios. Para disminuir el poder de los militares, retiró a los viejos caudillos y nombró nuevos oficiales para evitar el surgimiento de nuevos líderes. Además disminuyó el descontento general, fijando tributos para cada provincia y creando tribunales que controlaran a los gobernadores y a los recaudadores para evitar los abusos en la administración del Imperio.
Roma se convirtió en dueña de un inmenso territorio: el río Rin era el límite del imperio, y el Danubio una sólida frontera. Así, el Mediterráneo fue el centro del imperio más extenso del Mundo Antiguo, aunque los romanos crearon una vasta red de caminos pavimentados de más de
Al periodo de paz y prosperidad que se produjo durante el gobierno de Augusto, hizo que se bautizara a este siglo con su nombre.
Augusto fue quien logró pacificar el mundo del Mediterráneo y sus sucesores mantuvieron una organización para que esta paz se prolongara lo más posible. Para esto formó una gran flota que cuidaba la tranquilidad en los mares, de manera que los viajeros y comerciantes se pudieran trasladar con facilidad. También se aseguraron las fronteras con el ejército. Esta paz permitió la prosperidad, el orden y el progreso cultural, de todo lo cual participaban los pueblos conquistados.
La crisis y fin del imperio e parte de un proceso en el que se relacionan diversos factores. Uno de los más graves fue el desorden del ejército, y el otro, el de la gran extensión del imperio, lo que impuso cada vez más dificultades en el gobierno de las provincias más alejadas, así como en las comunicaciones y en el comercio. Su propio tamaño terminó por generar su división política en dos imperios. Un tercer factor determinante fue la invasión pacífica de los pueblos germanos europeos que comenzaron a habitar los limes o límites del imperio, romanizándose y federándose a Roma, hasta llegar a conformar una verdadera frontera humana ante la posibilidad de la llegada de otros pueblos, pero adquiriendo gran poder dentro del territorio.
A esto se sumó una crisis económica del Estado, que al no contar con las ganancias de las guerras de expansión, se vio obligado a aumentar los impuestos. Muchos campesinos libres no podían pagarlos, y comenzó a aparecer el fantasma de la inseguridad en los campos por los saqueos y robos de bandas asaltantes.
En el año 395 d.C., Teodosio, en un intento de salvar el Imperio, lo dividió en dos: Occidente para su hijo Honorio y Oriente para su hijo Arcadio. Pero eso no fue suficiente para evitar que, a partir de mediados del siglo IV d.C., comenzaran violentas invasiones lideradas por los bárbaros, especialmente en el sector occidental. Finalmente, en el siglo V, en el año 476 d.C., el imperio romano de Occidente cayó en manos de los germanos.
El paso de los romanos por tan vastos territorios, dejó una huella cultural que pervive a través de los tiempos.
Publicado por Gerardo Galleguillos Villalobos en 19:35 0 comentarios