LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES DEL MUNDO

Civilización: es una sociedad compleja. Las civilizaciones se diferencian de las sociedades tribales basadas en el parentesco por el predominio del modo de vida urbano (la ciudad, que impone relaciones sociales más abiertas) y el sedentarismo (que implica el desarrollo de la agricultura.

La cultura: es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista podríamos decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano.

Civilización China.

Tiene sus orígenes en la cuenca del Río Amarillo, donde surgieron las primeras dinastías Xia y Shang. La primera dinastía china fue la dinastía Xia, que se habría prolongado desde alrededor del año 2100 adC hasta alrededor del 1600 adC, y habría ocupado el curso medio del Río Amarillo.

La segunda dinastía fue la dinastía Shang, que se extendió en el tiempo desde alrededor del 1600 adC hasta alrededor del 1100 adC. El reino en sí no constaba de un territorio consolidado, sino más bien de una suerte de red de ciudades que respetaban la autoridad del rey.

La dinastía Zhou fue una dinastía china que gobernó entre alrededor de 1050 adC y 256 adC. Es la tercera dinastía china en la historia tradicional. La dinastía Zhou fue la última de las dinastías de reyes anteriores a las dinastías imperiales. En esta época vivieron los grandes pensadores chinos de la antigüedad, como Confucio, y se inició la literatura china clásica.

La dinastía Qin gobernó China desde el año 221 adC hasta el 207. El nombre Qín, que tiene una pronunciación similar en castellano a "chin", es uno de los posibles orígenes de la palabra China. La unificación de China en el 221 adC bajo el primer emperador Qin Shi Huang, este nombre podría traducirse como "El augusto emperador fundador de los Qin" marcó los comienzos de la China imperial, periodo que duró (con ciertas interrupciones) hasta la caída de la dinastía Qing en 1912. La dinastía Qin dejó el legado de un centralizado y burocrático estado que sería continuado en dinastías sucesivas.

La dinastía Han desde el 202 adC hasta el 220. Durante la dinastía Han, China se convirtió oficialmente en un estado confuciano y prosperó en el ámbito interno: la agricultura, los productos hechos a mano y el comercio florecieron, y la población llegó a los 50 millones. Los logros intelectuales, artísticos y literarios revivieron y florecieron durante la dinastía Han. La dinastía Han, que ha dado nombre al principal grupo étnico de China, "los Han", fue notable también por su poderío militar.



Mesopotamia

Nombre por el cual se conoce a la zona del Oriente Próximo ubicada entre los ríos Tigris y Éufrates, si bien se extiende a las zonas fértiles contiguas a la franja entre los dos ríos, y que coincide aproximadamente con las áreas no desérticas del actual Irak.

Sumeria es una región histórica del Cercano Oriente que formaba la parte sur de la antigua Mesopotamia, entre las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris. La Civilización Sumeria está considerada como la primera y más antigua civilización del mundo. En la lengua sumeria esta región era denominada Kengi (ki), esto es, la tierra de Súmer.

Acadios: El Imperio Acadio fue el primer gran imperio de la historia. Formado a partir de las conquistas de Sargón de Acad, se mantuvo durante 140 años entre los siglos XXIV y XXIII adC en los que se sucedieron cinco monarcas: el propio Sargón, sus hijos Rimush y Manishutusu, su nieto Naram-Sin y el hijo de éste, Sharkalisharri. Hacia el 2350 adC, un usurpador tomó el poder en la ciudad de Kish. Se haría llamar Sargón, nombre que en acadio significa rey legítimo. Sargón fundó una nueva capital en la que asentarse a la que llamó Agadé, y se lanzó a la conquista de las ciudades sumerias. Tras esto, hacia 2370 adC, consiguió expandir su dominio al resto de Mesopotamia: el valle del Éufrates. Sargón se convirtió así en el primer monarca histórico que conseguía unificar toda la cuenca de Mesopotamia bajo un mismo mandato.

Babilonia: es un antiguo reino localizado en la región de Mesopotamia, en torno al actual Iraq. Se originó a partir de la ciudad-estado de Babilonia extendiéndose por los antiguos territorios de Acad y Sumeria. Situada a orillas del Eufrates, la ciudad de Babilonia mantuvo en su origen una posición moderada. En torno al 1782 adC llegó al trono sexto miembro de esta dinastía, Hammurabi. En 1763 AdC Hammurabi venció a Rim-Sin de Larsa, apoderándose de la parte sur de Mesopotamia. Con el triunfo de Babilonia sobre el resto de Mesopotamia también su dios principal, Marduk, fue alzado a la cabeza del panteón de dioses locales.

El Código de Hammurabi, creado en un año 1692 aec (según la cronología breve), es uno de los primeros conjuntos de leyes que se han encontrado y uno de los ejemplos mejor conservados de este tipo de documento de la antigua Mesopotamia y en breves términos se refiere a la conocida frase «ojo por ojo, diente por diente».

Los persas: formaban parte de una tribu familiar conocida como iranios, los cuales eran miembros de un grupo todavía mayor designado con el nombre de arios. Alrededor del año 1400 AC, un grupo de arios -que incluiría a los persas- se trasladó hacia el interior del Irán procedente del noroeste y desplazándose gradualmente hacia el oeste. Quizá la razón por la que el Imperio persa es más conocido es la abundancia de crónicas de sus enfrentamientos con los griegos en las Guerras Médicas. Los persas tuvieron una religión monoteísta; filosóficamente eran dualistas, pues creían en el bien y el mal.

La India desde la civilización del Valle del Indo

En parte de la India, Paquistán y Afganistán surgió la cultura más antigua del sur de Asia y la que tuvo el territorio más extenso durante la antigüedad: la civilización del Valle del Indo. Se llama así porque sus principales ciudades se erigieron cerca de la cuenca del río Indo. Fue contemporánea a Egipto, Mesopotamia y Creta.

La India nació del encuentro de dos culturas: la que se ubicó en el valle del Indo, cuyo máximo apogeo fue entre los años 2500 y 1800 A.C., y los arios, un pueblo indoeuropeo que colonizó el norte de la India a partir del 1500 A.C. aproximadamente. Los arios impusieron su lengua, el sánscrito, su religión (base del hinduismo), y la organización jerárquica de la sociedad en castas. Posteriormente, la India fue invadida por los persas (siglo IV A.C.) y Alejandro Magno (327-325 A.C.) y formó parte del Imperio de los Mauyra (s. IV-II A.C.) y los Gupta (s. IV-VI A.D.)

Después, La India estuvo cinco siglos y medio bajo hegemonía musulmana.

En 1498, el navegante portugués Vasco de Gama llegó a Calicut bordeando la costa africana. Se crearon factorías portuguesas.

En 1526, Baber fundó la dinastía de los mongoles, que ejercieron su dominio sobre la India por siglo y medio.

En 1600 y 1664 se crearon las compañías inglesa y francesa de la Indias Orientales.

En 1763, el Tratado de París dejó a Francia cinco factorías. Los británicos conservaron Bombay, Madrás y Bengala.

En 1858, la India fue anexada a la corona británica y en 1876, la reina Victoria fue coronada emperatriz de la India.

En 1947 se proclamó la independencia, pero el territorio fue dividido en dos estados: la Unión India, de mayoría hindú, y Paquistán, de mayoría musulmana.

El primero en ocupar el cargo de Primer Ministro de la India fue Jawaharal Nehru (1947-1964)



Antiguo Egipto, nacimiento de un gran imperio

Egipto nació en tiempos muy remotos, cuando pueblos nómades eligieron las orillas del río Nilo para instalarse. Estos se fueron organizando poco a poco, hasta formar una civilización que, bajo el gobierno de sus reyes indígenas o faraones, alcanzó un alto grado de perfección en las artes, las ciencias y las letras.

Hace unos cinco mil años, en medio del valle del río Nilo surgió una de las civilizaciones más espléndidas de la historia: la egipcia. Con una ubicación única, este imperio, quizás el primero armónicamente desarrollado, con una larga proyección cultural, entre las antiguas sociedades humanas, se caracterizó por una filosofía y una organización política que experimentaron pocas variaciones a lo largo de los siglos. Además, se adelantó a muchas cosas que conocemos hoy, como es el arte, los conocimientos acerca del cultivo y las creencias astronómicas.

Para los egipcios, el río Nilo determinó el futuro de sus vidas, aunque en un principio debieron agruparse en las zonas más elevadas y construir diques para defenderse de las periódicas inundaciones. En el cieno del río o en el barro lograron sembrar para alimentarse y así iniciar su costumbre de cultivar la tierra y vivir en sociedad. Estos pequeños estados, llamados nomes, comenzaron a organizarse poco a poco, formando dos grandes estados, correspondientes a las dos regiones egipcias: el bajo Egipto o país del norte, más cercano al mar, cuya población principal fue Menfis, y el alto Egipto o país del sur, más lejos del mar, cuya capital fue Tebas. Los dos estados terminaron por cofundirse, y los jefes de los nomes pasaron a ser vasallos del faraón, es decir, del rey de Egipto unificado. A los reyes se les atribuyó un carácter divino, y de aquí que los faraones fueran considerados como hijos de dios.

La egiptología, ciencia que estudia esta civilización divide la historia de Egipto en períodos, que se denominan: predinástico, imperio antiguo, imperio medio, imperio nuevo y decadencia.

Períodos de Egipto

La historia de Egipto está dividida por períodos, que se llaman: Período predinástico, Imperio antiguo, Imperio medio, Imperio nuevo y Decadencia del imperio.

En el siglo III a. C., cuando los griegos ya dominaban Egipto, un sacerdote nativo llamado Manetón escribió una historia de su país en la que denominaba período predinástico a la época prehistórica, y dividía a los gobernantes egipcios en dinastías, contando un total de treinta que se sucedieron durante tres mil años.

Ese documento constituía la principal fuente de información sobre la historia de Egipto, pero en el año 1798, un soldado del ejército francés de Napoleón Bonaparte halló en la zona del delta del Nilo una piedra llamada de Rosetta (así bautizada por el nombre del pueblo donde se descubrió), que contenía una inscripción en tres formas de escritura, dos en lengua egipcia y una en lengua griega. El investigador francés Jean Francois Champollion encontró la clave para descifrar la escritura egipcia. Dicho descubrimiento constituyó la base de la ciencia que estudia esta civilización, denominada egiptología.

La historia de Egipto está dividida en los siguientes cinco períodos:

1.-Período predinástico

En esta época se inicia la división del valle del Nilo en dos zonas: la del delta o Bajo Egipto, y la parte septentrional del valle o Alto Egipto. Se reconocen aquí la presencia de culturas que vivían de la caza, la pesca, la ganadería y el cultivo incipiente de cereales. En la transición hacia el uso de los primeros metales se muestra un avance en las técnicas de elaboración de cerámica y en la fabricación de vasos de piedra, y el empleo de objetos de cobre forjado.

La cultura de Gerze, desarrollada hacia el año 3500 a. C., ocupó las técnicas metalúrgicas y la decoración de la cerámica. Hacia el 3300 a. C., la cultura nagadiense representó el tránsito hacia la época histórica.

2.-Imperio Antiguo (3100-2160 a. C.)

A finales del cuarto milenio a. C., el rey Menes, procedente del Alto Egipto, unió a todo el país y fundó la primera dinastía. Desde entonces los faraones ostentarían el poder del Alto y Bajo Egipto.

En esta época se crearon y consolidaron las características específicas de la civilización egipcia, tales como la organización política, la escritura, la arquitectura y el arte, entre otras manifestaciones culturales.

Las primeras dos dinastías se denominaron tinitas, por tener su capital en Tinis, período en el cual se produjo un aumento en la prosperidad económica del pueblo egipcio. Con la III dinastía, iniciada hacia el 2686 a. C., la capital se trasladó a Menfis y los faraones iniciaron la construcción de las pirámides, que sustituyeron a las mastabas (construcciones en forma de pirámide truncada) como tumbas reales. En esta dinastía destacó el faraón Zoser, quien tuvo como consejero a un sabio llamado Imhotep, el primer científico conocido de la historia, que alcanzó renombre como médico, pensador y, en especial, como arquitecto al construir la pirámide de Saqara.

Los faraones siguientes también quisieron tener sus propias pirámides, sobre todo durante el período de la IV dinastía (2613 a.C.), iniciada por Snefru y reconocida como la época de mayor esplendor de la civilización egipcia. En este período se produjo la expansión territorial al sur de la segunda catarata, se realizaron expediciones a Nubia y Libia, se impulsó el comercio marítimo en el Mediterráneo oriental; se inició la explotación de las minas de cobre del Sinaí y de las canteras de Asuán y del desierto nubio.

Snefru emprendió la construcción de la primera pirámide auténtica, sin escalones. A su sucesor, Keops, se debe la construcción de la mayor de las pirámides en Gizeh. Kefrén, hijo de Keops, construyó otra más pequeña. La tercera de las grandes pirámides fue levantada por Micerinos. Pero este auge arquitectónico comenzó a decaer bajo las dinastías V y VI. En la V, iniciada hacia el 2494 a. C., se produjeron modificaciones en el modo de gobernar, como consecuencia de la influencia del clero de la ciudad de Heliópolis, que impuso la supremacía del culto al dios Sol.

Durante la VI dinastía, el gobierno de Pepi II -quien asumió siendo muy pequeño- propició el traspaso del poder del faraón a los gobernadores de las provincias (nomos), lo que se manifestó en la proliferación de grandes tumbas privadas. Al final de este reinado, las invasiones de los pueblos asiáticos en el delta del Nilo y las revueltas populares sumieron al país en el desorden y la desorganización política.

Durante el primer período intermedio, comprendido entre los años 2160 y 2040 a. C., se sucedieron las dinastías VII y VIII en Menfis, la IX y la X en la Heracleópolis y la XI en Tebas; esta última se impuso en todo Egipto durante el reinado de Mentuhotep II, quien expulsó a los invasores del delta y reanudó el comercio con Asia y el sur de Egipto.

3.-Imperio Medio (2040-1786 a. C.

Los faraones de la XII dinastía consiguieron terminar con el poder de los gobernadores gracias al apoyo de los sacerdotes de Amón.

Sesostris III y Amenemhet III emprendieron expediciones militares contra los pueblos vecinos, extendieron la influencia egipcia al Cercano Oriente y a Nubia, e impulsaron el comercio, la minería y la actividad agrícola.

Entre los años 1786 y 1567 a. C. se produjo una nueva desintegración del estado, que favoreció la invasión del pueblo asiático de los hicsos, quienes utilizaron caballos y carros de guerra -desconocidos por los egipcios- para imponer su poder.

Los faraones de la XVII dinastía de Tebas lograron vencer a los hicsos. Kamosis hizo retroceder a los invasores hasta su capital, Avaris, y su sucesor, Ahmés I, los expulsó.

4.-Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.)

Con Ahmés I se inició la XVIII dinastía. El faraón restableció el poder egipcio en el norte de Nubia y controló a la nobleza.

Amenofis I y Tutmosis I extendieron las fronteras hasta la tercera y cuarta cataratas, e iniciaron una nueva época de esplendor.

Con Tutmosis III el reino alcanzó su máxima extensión, y llevó el poder egipcio hasta el río Éufrates.

Los reinados de Amenofis II y Amenofis III mantuvieron el esplendor del imperio nuevo. Amenofis IV impulsó una reforma religiosa monoteísta centrada en el culto al disco solar Atón, cambió su nombre por el de Akhenatón, y trasladó la capital a Aketatón. Tutankamón, yerno de Amenofis IV, restableció los antiguos cultos, pero murió prematuramente y el general Horemheb se proclamó faraón, reorganizó el estado y combatió a los hititas.

Con Ramsés II, la ciudad de Tebas alcanzó una gran prosperidad. Se llegó a un acuerdo con los hititas tras la batalla de Qadesh y se restauró el esplendor de Tutmosis III. El último faraón poderoso de la XIX dinastía fue Menefta, quien se enfrentó exitosamente con los pueblos del mar.

Ramsés III, de la XX dinastía, rechazó a los invasores y consiguió algunos años de paz.

A fines del segundo milenio, Egipto había perdido su poder y prestigio en el Cercano Oriente. Mientras, en el interior del país, nobles y sacerdotes acaparaban las riquezas en medio de una generalizada situación de pobreza.


1 comentario:

Anónimo dijo...

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